El profesor Okano hablando de Oominato
El último lunes. Esta semana tenemos muchas menos clases que las dos anteriores; hoy, por ejemplo, sólo hemos tenido una y ha empezado a las once, sobre un barrio de Ise –que anteriormente había sido un municipio independiente– llamado Oominato, que es además una isla, aunque prácticamente pegada a tierra. La clase ha corrido a cargo del profesor Okano, quien ya nos dio nuestra primera clase hace dos semanas. Con él hemos aprendido bastantes cosas acerca de la historia de esta zona, como que se dedicaba principalmente a la producción de sal y que ésta no se consumía únicamente a nivel local o regional sino que se transportaba por mar a zonas más al norte del país, incluso a lo que hoy día es Tokio. Pero en 1498 un terremoto de más de ocho grados y su posterior tsunami arrasaron la zona y, una vez reconstruida, se reconvirtió a la fabricación de barcos. En ese momento de la clase han aparecido en escena mis estimados jesuitas de los siglos XVI y XVII, como Organtino o Luís Fróis, quien documentó que en Oominato se construían grandes barcos para Oda Nobunaga.
En el museo marítimo
El puerto desde la terraza del museo
En el museo marítimo
Un santuario del barrio
Después de comer en el comedor de la universidad, nos hemos ido de visita a –como no podía ser de otra forma– al mismo barrio del que hemos estado hablando por la mañana, Oominato Un señor de la zona nos ha hecho de guía y, tras enseñarnos un poco el barrio, pequeño santuario incluido y un también pequeño museo marítimo, hemos visitado el puerto. Allí hemos visto, como esperándonos, una pequeña embarcación de madera con un montón de banderas, las de nuestros estados precisamente, ¡la barca era para llevarnos a dar una vuelta! Pues nada, nos hemos puesto unos chalecos salvavidas y nos hemos hecho a la mar como intrépidos grumetes. Uno de los señores de la embarcación iba la mar de feliz explicándonos cosas sobre los sitios que se veían en ambas orillas.
Nuestro crucero particular
Entonces ha empezado a llover, con lo que algunos de los sitios que teníamos que visitar han tenido que verse pero en versión abreviada y evitando ir a pie de uno a otro, así que durante un par de horas no hemos hecho más que subir y bajar del autocar. Entre otras cosas, hemos visto un par más de santuarios –estamos en Ise, amigos–, y un pequeño taller de herrería donde había dos herreros fabricando clavos de una forma muy artesanal. También hemos estado un rato en lo que fue la casa del gobernador de la zona durante el periodo Edo y que ahora es una especie de museo. Y así ha terminado tanto la tarde como la que es nuestra última excursión del curso. Mañana tendremos también una sola clase por la mañana y una actividad por la tarde, pero eso ya lo contaré mañana.
Otro pequeño santuario
Fabricación artesanal
En la casa del gobernador