Ahí pone «Barcelona»… qué pereza me daría tener que aprender chino

Bueno, pues se supone que hoy es viernes 20, aunque para mí sigue siendo jueves 19, un día muy largo que empezó en mi apartamento de Tokio y que acaba en mi casa de Cerdanyola, Barcelona. Poco que contar, hora y media de tren hasta el aeropuerto de Narita, tres horas de espera allí, casi cinco horas de vuelo hasta Hong Kong, tres horas y media de espera allí, trece horas de vuelo hasta Barcelona, casi una hora de espera a que salieran las maletas, y un rato de coche hasta casa. Dicho así, parece muy corto, pero no lo es, sobre todo si no duermes en los aviones, como es mi caso.

Y ya está, este viaje de investigación a Tokio ha terminado, por lo menos la parte de recogida de datos de documentos, luego habrá que procesarlos e incorporarlos a la Tesis. Una Tesis que entra ya en su recta final, algo más de cinco meses quedan, si no hay ningún imprevisto. Mucho por escribir todavía, pero haré todo lo que pueda. No sé si este diario ha sido de mucho interés, pero bueno, es lo que tiene un viaje de investigación historiográfica, que no es precisamente una aventura con persecuciones de coches, explosiones y ninjas, así que, teniendo eso en cuenta, espero que os haya parecido interesante, con esa intención se ha escrito.