No suelo tocar temas tan contemporáneos, hasta ahora el artículo con un tema más “reciente” era el de la Guerra Ruso-Japonesa, y ya era un poco excepcional. Pero hace poco, lo incluí en una lista de posibles temas para artículos para la revista Otaku Bunka y este fue uno de los elegidos. La verdad es que conocí la historia de Fujita Nobuo hace unos cuantos años y me apetecía investigarla un poquito más y poder así explicarla. Ahora que hace ya un par de meses de su publicación en la revista, la adapto para la web en este artículo.
En 1997 moría en la prefectura de Ibaraki –al norte de Tokio– a los 85 años de edad Fujita Nobuo, quien de joven había sido piloto del ejército japonés durante la 2a. Guerra Mundial. Hasta aquí nada extraño. Pero sí puede parecerlo si decimos que, tras su muerte, parte de sus cenizas fueron enterradas en un bosque de una pequeña ciudad llamada Brookings, en el estado norteamericano de Oregón, exactamente el mismo lugar que Fujita había bombardeado desde su avión 55 años antes, en el único ataque de un ejército extranjero sufrido por territorio continental estadounidense.
Fujita Nobuo era piloto del ejército japonés desde 1933, y sabemos que durante la 2a. Guerra Mundial participó básicamente en misiones de reconocimiento, llegando a sobrevolar distintas ciudades de Australia, Nueva Zelanda y el estado de Alaska con su Yokosuka E14Y –apodado «Glen» por los americanos–, un hidroavión biplaza que podía despegar desde cierto tipo de submarinos, lo que le permitía sobrevolar zonas muy alejadas del territorio controlado por los japoneses. Fujita vio que esta característica podría aprovecharse también para misiones ofensivas, adaptando el avión como bombardero ligero y pudiendo de esta forma atacar al enemigo en su propio territorio, así que presentó el proyecto ante sus superiores y fue autorizado a llevarlo adelante. El plan consistía en dejar caer bombas incendiarias en zonas boscosas para atraer la atención del ejército americano obligándole a proteger sus costas y desviarlo así del Pacífico, donde cada vez suponía una amenaza mayor para Japón.
Dibujo de un E14Y
Despegue desde un submarino I-25
Un E14Y en pleno vuelo
La primera misión de este proyecto sería llevada a cabo por el propio Fujita y su observador, Okuda Shoji, quienes despegaron con su E14Y desde un submarino I-25 emergido frente a las poco seguras costas de Oregón al alba del 9 de septiembre de 1942. El pequeño avión iba armado con dos bombas incendiarias que dejó caer en una zona boscosa a las afueras de Brookings, con lo que la primera parte de su misión fue todo un éxito, como comenta Fujita en una entrevista de 1988, en la que reconocía que su único temor aquel día era ser abatido antes de poder soltar las bombas. El avión había sido avistado desde tierra, tanto a su llegada como a su marcha, pero en la zona no había nada con lo que poder intentar abatirlo, por lo que nada se interpuso en el camino del E14Y. Sin embargo, ese fue su único éxito. Las dos bombas apenas tuvieron efecto, la niebla de esa mañana y la humedad del bosque debido a las lluvias del día anterior mitigaron enormemente su poder incendiario, y un pequeño destacamento de bomberos hizo el resto. En Estados Unidos casi nadie se enteró de lo sucedido, aunque en Japón la prensa se hiciese eco de la exitosa misión.
El proyecto de bombardear Estados Unidos desde hidroaviones se abandonó por falta de resultados, la guerra siguió su curso durante tres años más y Fujita consiguió sobrevivir –a diferencia de Okuda, quien murió en una misión kamikaze en 1944. Tras la guerra, Fujita abrió una pequeña fábrica de cables de cobre en Ibaraki y su historia podría perfectamente haber acabado ahí. Pero no fue así. En 1962 recibió una invitación de la ciudad de Brookings para que asistiese como invitado de honor a una festividad local, como muestra de las buenas relaciones entre ambos países. Fujita aceptó la invitación, pero sabemos por una entrevista a su hija que se mostró muy angustiado por la idea de que, una vez en Brookings, pudiese ser insultado o incluso agredido por sus habitantes, y comunicó a su familia que, de ser así, estaba firmemente decidido a cometer seppuku para así mostrar su sentimiento de responsabilidad por sus actos.
Lejos de sus temores, el recibimiento de Brookings resultó ser de lo más hospitalario, y Fujita –quien viajó acompañado por su familia– fue acogido como si se tratase de toda una celebridad, siendo el invitado de honor en numerosos actos y recepciones, e incluso recibiendo del alcalde la llave de la ciudad. Como parte de la visita, se organizó también un vuelo en avioneta sobre los mismos bosques que Fujita había intentado incendiar veinte años antes y, una vez allí, el piloto le invitó a tomar los mandos de la nave. Una visita inolvidable que se repetiría en tres ocasiones más a principios de la década de 1990, consolidando aún más el vínculo de Fujita con la ciudad. Un vínculo tan firme que, en 1997, cuando en Brookings se supo que la salud de Fujita se había vuelto muy delicada debido a un cáncer de pulmón, la ciudad decidió nombrarle ciudadano honorario, justo a tiempo para que se enterase de la noticia sólo unos días antes de morir.
La pequeña secuoya plantada por el propio Fujita, donde tras su muerte se depositó parte de sus cenizas
Fujita Nobuo no consiguió incendiar Brookings, pero sin duda dejó huella en la ciudad, una que nunca hubiese imaginado al sobrevolarla en 1942. Simbolizando esta huella, en su biblioteca puede verse una vitrina en la que se exhibe una katana de 400 años que había pertenecido a la familia de Fujita por generaciones, y que él mismo donó agradecido por el recibimiento a su visita en 1962 –en realidad, la había llevado con él en su primer viaje por si necesitaba hacerse el seppuku. Junto con la espada, donó también mil dólares para que la biblioteca comprase libros sobre Japón y así promover el conocimiento entre los dos países. Treinta años más tarde, en 1992, Fujita plantó una secuoya en el lugar donde habían caído sus bombas incendiarias, y en 1998 –tal y como pidió antes de morir– en ese mismo punto del bosque fueron enterradas parte de sus cenizas.
Fujita haciendo entrega de la katana de su familia en 1962
En una visita posterior
Vitrina en la biblioteca municipal de Brookings
Bibliografía
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López-Vera, Jonathan. “Fujita Nobuo, el hombre que bombardeó EEUU” en HistoriaJaponesa.com, 2017.