Desde hace un tiempo, colaboro de vez en cuando con los amigos de Espai Daruma, dando charlas o clases, pero este verano me llamaron, no para el Espai sino para Daruma Serveis Lingüístics, la agencia de traducción que en realidad representa su actividad principal, para proponerme traducir un libro para ellos. Se trataba de un libro de una temática que encaja con mi área de conocimiento, y pensaron que podría estar bien que me encargase yo. En ese momento yo acababa de entregar mi Tesis, por lo que tenía algo de tiempo libre, y me apeteció el tema, por hacer algo nuevo, así que acepté encantado.

Se daba la casualidad, además, de que el libro había sido publicado originalmente por Tuttle Publishing y la versión en castellano la iba a publicar Satori Ediciones, así que estaba haciendo el mismo “viaje” que mi Historia de los samuráis, pero en sentido contrario. Curioso. Me ha parecido un muy buen libro, especialmente indicado para gente que practique artes marciales, temática de la que el autor es un gran experto, y yo he podido aprender bastantes cosas de este mundillo, lo que me resulta útil, porque muchas veces al hablar de samuráis me preguntan por estos temas. Satori ha anunciado que estará a la venta en un par de semanas, el lunes 27 de enero, así que ya lo sabéis, por si os interesa. Quiero dar las gracias a Daruma por pensar en mí para este proyecto, y muy especialmente a Laura Casanovas, quien se encargó de ir revisando mi traducción e hizo un trabajo fantástico.

Después de este, me ofrecieron otro libro para traducir, que ya está casi terminado, y dentro de poco parece que empezaré con un tercero. Perdón, traductores auténticos de verdad de la buena, por este intrusismo laboral, pero es un trabajo muy interesante y de momento me va bien compaginarlo con “el mío”. Expliquemos las cosas como son: después de acabar el doctorado –y el correspondiente contrato predoctoral–, te encuentras con un vacío tanto existencial como laboral, que con suerte es algo temporal, hasta que consigues algo estable, como un contrato postdoctoral, o consigues unas cuantas asignaturas como profesor asociado, y digo “unas cuantas” porque están tan vergonzosamente mal pagadas que necesitas unas cuantas para subsistir mínimamente –es lo que se conoce como “profecariado”. Y, bueno, mientras consigues algo de esto, no viene mal ir haciendo otro tipo de trabajos, como esto de traducir.