Esta mañana he ido al Tōkyō Daigaku Shiryō Hensanjo, o sea, el Instituto Historiográfico de la Universidad de Tokio, un lugar que para los que nos dedicamos a esto de la historia japonesa viene a ser como sagrado, o casi. Había quedado allí, por mediación del profesor Asami, con el profesor Okamoto, que trabaja en el instituto, y me ha echado una mano con la burocracia necesaria para poder utilizar las instalaciones del archivo. La semana que viene estará cerrado porque hacen inventario de materiales, pero a partir del lunes de la siguiente semana me pasaré por aquí más de un día a buscar unos cuantos documentos. Esta tarde voy a estar trabajando en casa, así que poco más que contar por ahora.