Hace unos cuantos meses se puso en contacto conmigo una productora de televisión para contarme que estaban trabajando en un proyecto para hacer un documental sobre la Embajada Keichō, y querían pedirme que participase aportando lo que yo supiera del tema en una entrevista. Me pareció una buena idea, así que les dije que encantado –al final acabé echando también una mano asesorando en lo que pude, espero haber sido útil. Algo después se trasladaron un día desde Sevilla hasta Barcelona para hacerme la entrevista en mi universidad, y la han ido intercalando con las que les hicieron a un montón de expertos en este tema, incluidos algunos japoneses, y, bueno, imágenes y animaciones varias que van narrando toda la historia de la Embajada. Yo pude ver hace poco una versión preliminar del documental –de donde he capturado la foto de arriba– y la verdad es que me gustó mucho. Esta misma noche se hace en Sevilla una proyección privada a la que me han invitado pero a la que desgraciadamente no puedo acudir, así que tengo ganas de que lo emitan ya por televisión para poder ver el resultado final. Lógicamente, cuando sepa su fecha de emisión en televisión, avisaré. Gracias desde aquí a la gente de la productora por haber contado conmigo para este proyecto, ha sido un placer.
Relacionado con todo este mundillo televisivo, en varias ocasiones me han llegado correos de gente que trabaja en la producción de algunos concursos de televisión, para hacerme alguna consulta sobre alguna pregunta que tenían pensado hacer en el programa, para asegurarse de que la respuesta correcta era la que ellos creían, por ejemplo, y que no le diesen por equivocada una respuesta a un concursante que luego resultase ser también correcta, etc. La verdad es que la primera vez me sorprendió mucho –para bien, claro– ver que se intentan asesorar para no dar una información incorrecta.