La entrada del edificio principal de la Biblioteca de la Dieta Nacional
Las mañanas de ayer martes y hoy miércoles las he dedicado a consultar documentos de la biblioteca de la Dieta Nacional de Japón, que es como se llama el conjunto de las dos cámaras legislativas, la cámara alta o de consejeros, y la cámara baja o de representantes. Aquí, en lugar de un pase temporal de tres meses, de un mes o diario, como en las otras bibliotecas y archivos que he visitado, me han hecho un carnet de tres años de duración. He tenido que rellenar unos cuantos formularios para hacerlo, y como en alguno de ellos tenía que poner mi nombre pero escrito en katakana –uno de los silabarios japoneses, que suele usarse precisamente para transcribir palabras no japonesas–, mi apellido con este sistema de escritura queda escrito de forma que, al volverlo a pasar después a nuestro alfabeto, puede quedar tanto “Lopez” como “Lopes”, “Ropes” o “Ropez”, y ha sido este último el que me han impreso en el carnet, Jonathan Ropez. Nada, cuando me he dado cuenta he vuelto al mismo mostrador a decirlo, me han pedido mil disculpas, nos hemos reído y me han hecho uno nuevo al minuto.
La taquilla con las dos correas sobrantes cuidadosamente pegadas con celo
Una vez dentro, me he llevado dos sorpresas. La primera es lo que veis en la foto. Antes de entrar a las salas de consulta había que dejar en unas taquillas la chaqueta, mochila y demás objetos personales que no se pueden entrar, y resulta que cuando de alguna de estas taquillas alguien se había dejado alguna correa de la mochila por fuera, colgando, venía un vigilante que iba pasando de vez en cuando a echar un vistazo y las pegaba con un poco de celo a la puerta de la taquilla para que no molestasen a quien utilizase la taquilla de debajo. No importa cuántas veces venga a Japón, siempre me sorprenden con algo. Y después, una vez puestos en materia, me ha sorprendido mucho lo bien organizada que está esta biblioteca. En los nuevísimos y flamantes ordenadores en los que buscabas los documentos, dejabas tu tarjeta sobre un lector y se te abría tu perfil, en el que podías guardar la referencia de los documentos que te interesaban, hacer la petición desde ahí mismo, etc., todo de forma muy fácil. Ya había consultado e incluso descargado bastantes documentos de esta biblioteca antes de venir, porque además tienen muchos de ellos disponibles online, lo que siempre es muy de agradecer, pero algunos otros sólo estaban disponibles físicamente, por lo que ha valido la pena la visita.
Alrededores del Palacio Imperial, nunca había venido por esta zona de los jardines… y ahora que lo miro en el mapa, nos hemos dado un buen paseo, desde la estación de Jinbōchō hasta la de Yotsuya, no está nada mal
Ayer martes, al salir me pasé por Asakusa, uno de mis barrios favoritos de Tokio, a dar una vuelta y hacer algunas últimas compras, y después me fui al apartamento a trabajar. Hoy miércoles he acabado antes en la biblioteca, me he venido directamente al apartamento un rato, y por la tarde he vuelto a quedar con Héctor García para –como el viernes pasado– echar otro café, otro paseo y otra charla, con unos business incluidos. De nuevo, todo un placer, hay gente con la que da gusto hablar de lo que sea.
Justo al despedirme de él, he visto que tenía un SMS de Finnair, la compañía con la que vuelo de vuelta el viernes, así que de repente me han entrado los siete males porque, con la experiencia que tuve al venir con Air France, ya me espero cualquier cosa. Resulta que el vuelo Tokio-Helsinki tiene overbooking y pedían veinte voluntarios a los que no les importase cambiar su vuelo por otra opción, y a cambio te dan una compensación económica –bastante atractiva. He llamado para informarme y me han ofrecido una opción bastante buena con la que llego a Barcelona trece horas antes, haciendo también una escala y de la misma duración, tres horas. Pues venga, total, mañana no tenía planeado hacer demasiado, trabajar por la mañana y dejar todo listo –limpieza de apartamento, hacer maletas– por la tarde. Ahora haré todo eso por la mañana y después de comer me iré para el aeropuerto, y haré el trayecto Tokio-Hong Kong y Hong Kong-Barcelona. Así que mañana no escribiré ninguna entrada, supongo que haré una ya en casa el viernes para cerrar este pequeño seguimiento de este viaje.