Como el jueves pasado, hoy tenía que reunirme a mediodía con mi co-director, el profesor Asami, en la Keiō University, así que he aprovechado la tarjeta de acceso a la biblioteca que me hizo el otro día para ir a trabajar allí por la mañana. Tengo la universidad a unos 25 minutos caminando desde el apartamento, lo que en una megaciudad como esta, es nada y menos, así que he ido dando una vuelta. Desde una ventana de la biblioteca he visto la estatua del fundador de la universidad, Fukuzawa Yukichi, que no sabía dónde la habían puesto, porque la zona en la que está ubicada normalmente está actualmente en obras y la han trasladado temporalmente. Así que al salir para ir al despacho del profesor Asami me he acercado a verla y hacerle una foto.

La entrada por la que se accede al campus viniendo desde mi apartamento, no es la entrada antigua, que es la más famosa, pero tampoco está mal

La estatua –busto, para ser más exactos– de Fukuzawa Yukichi, temporalmente en este tranquilo rincón del campús

Los libros que me ha regalado mi co-director, una monografía sobre el incidente del San Felipe y dos catálogos de documentos japoneses que cubren los años de los que trata mi Tesis

Un poco de charla para ponerlo al día de lo que he estado haciendo desde el jueves pasado, y nos hemos ido a comer a un restaurante chino –sí, hay restaurantes chinos en Japón, claro, aunque aquí suelen ser bastante elegantes. Luego hemos vuelto al despacho del profesor, donde me ha seguido dando consejos para la Tesis y, para variar, he salido de allí con tres libros de regalo. Menos mal que, pudiendo volar con dos maletas, vine sólo con una y me traje además una mochila vacía, porque así al volver podré facturar la maleta y esa mochila, que irá llena de –entre otras cosas que me llevo– libros que me ha dado, como cada vez que he venido a Tokio en los últimos tres años. Creo que en la biblioteca de casa debería hacer una sección con todos esos libros y un cartelito donde ponga “donaciones del profesor Asami”. Realmente, estoy muy contento de que sea mi co-director, tengo mucha suerte. Y nada, luego me he dado otro paseo hasta mi apartamento, donde voy a pasar la tarde trabajando, como cada día.