La entrada de la biblioteca

Bueno, hoy el resfriado me ha dado un poco de tregua, aunque no se ha ido del todo, por lo que hoy –con mi reglamentaria mascarilla al más puro estilo japonés– sí he ido hasta la Universidad Sophia a buscar unos cuantos documentos. Lo primero que me he encontrado al llegar ha sido mucho ambiente, estaba lleno de estudiantes vestidos de mil formas distintas. El curso empezó la semana pasada, y se ve que hoy hacían como una especie de feria de las asociaciones de la universidad, y estaba lleno de mesas donde cada asociación o club se promocionaba para atraer nuevos miembros. Por eso veías a gente con el uniforme del equipo de béisbol, el kimono de kendō, de kyūdō, o de jūdō, el uniforme de cheer-leader, la gente de la orquesta de la universidad o los del club de música rock, unos que tenían un club de frisbee, y así una lista muy larga de ellos, había para todos los gustos.

Los documentos que he estado trabajando hoy, sobre todo el libro grande

Una vez dentro de la biblioteca, me he identificado para poder entrar –ya hice las muchas gestiones necesarias hace como un mes– y me tenían ya preparados unos documentos que había pedido. Eficiencia. Y nada, me he estado unas ocho horas ahí sentado leyendo y apuntando datos y fragmentos, porque está prohibido hacer fotos, escanear o fotocopiar este tipo de documentos antiguos. A mediodía he parado para comer y he vuelto a comprobar lo bien y baratísimo que se come aquí en las universidades, es alucinante. Por la tarde ha habido un momento muy curioso cuando, estando ahí enfrascado en lo mío, de repente oigo que alguien a mi lado me habla en catalán. Alguien que me ha venido a hablar porque ha visto el lazo amarillo de la solapa de mi cazadora –¡Libertad presos políticos!–, que estaba colgada del respaldo de mi silla. Resulta que es un profesor valenciano de esta universidad, hemos estado un rato hablando, muy agradable. Qué cosas… bueno, la otra noche en un bar de Shibuya un tipo me reconoció de cuando hace cosa de cinco años salí cuatro o cinco veces en un programa de televisión japonés, que también me dejó con la boca abierta. Total, que luego ya me he venido al apartamento a seguir trabajando, que es lo que haré en las tres o cuatro horas siguientes, y mañana volveré a ir a Sophia.