El mundo parece mucho más bonito después de dormir unas horas. Me he dado la mañana libre para acabar de adecentar el apartamento y salir a dar una vuelta antes de mi cita a mediodía. Camino a la estación he pasado por el famoso templo Sengaku-ji, en el que están enterrados los aún más famosos 47 rōnin, que lo tengo a tres minutos caminando de mi apartamento, y luego me he marchado al parque de Ueno.

Toda una tradición, la foto con Saigō

Con lo bonito que tiene que ser todo esto a reventar de cerezos en flor…

Uno de los pocos que quedaban aún más o menos decentes

Cuando supe que vendría a Tokio en abril me alegró la idea porque aunque he venido muchas veces a Japón, se da la casualidad de que nunca he venido en abril, que es el mes en que es más típico venir, para ver el florecimiento de los cerezos… pero resulta que este año se ha adelantado una semana por el tiempo que ha hecho, así que hoy quería ir a ver si cazaba alguno. Primero he pasado a hacerme la foto de rigor con la estatua de Saigō Takamori, como tengo por costumbre cada vez que estoy en Tokio, y luego he dado una vuelta buscando cerezos en flor. Poca cosa, y cuando veía uno estaba rodeado de turistas haciéndose fotos con él… es una lástima, con lo impresionante que tiene que verse esto todo florecido… en fin, otra vez será.

El campus de Mita de la Keiō

A las doce tenía cita en la Keiō University con mi co-director de tesis, el profesor Asami Masakazu, de esta universidad fundada por el gran Fukuzawa Yukichi. Primero hemos ido a comer un estupendo ramen, luego hemos ido a la biblioteca de la universidad para pedir una tarjeta de acceso para mí durante estos días, y después a su despacho para hablar de temas relacionados con la Tesis, no os aburro. Y siempre que vengo a ver al profesor salgo con unos cuantos libros de regalo, que me da hasta vergüenza porque de verdad que es demasiado bueno conmigo. Esta vez sólo ha sido uno, pero vale por unos cuantos –y pesa también por unos cuantos–, un catálogo de los documentos jesuitas relacionados con Japón, una auténtica joya que me va a servir para muchísimo, aún no me lo creo.

Después, nada interesante, toda la tarde en el apartamento trabajando. Creo que esa va a ser la tónica de estas semanas, por la mañana trabajo fuera de casa y por la tarde trabajo en casa. No suena mal.