Escribo en el título que es día cuatro, pero para mí es aún día tres, un día tres muy largo. Levantarme a las seis, en el aeropuerto de Barcelona a las siete, vuelo a París a las diez, aterrizo a las doce, más de ocho largas horas en el aeropuerto, vuelo de doce horas a Tokio, aterrizo, recoger maletas y controles varios, monorraíl y tren para ir a la inmobiliaria a por las llaves del apartamento, tren y metro para ir al apartamento, me paso por la oficina de correos del barrio para recoger el pocket-wifi que he alquilado para estos días, metro para ir a por un ordenador que compré desde casa para recoger aquí, metro para volver a mi barrio, compro cena y desayuno para mañana, ordeno la ropa y los trastos en el apartamento, y aquí estamos. Pues eso, como un martes muy largo y muy lleno de cosas, pero cuando mañana despierte será jueves. Nada muy interesante que contar hoy, como veis.